Valdenuño Fernández perteneció desde la Edad Media, en calidad de aldea, a la Tierra y Común de Uceda, siendo al igual que ella señorío de los arzobispos de Toledo.

En 1577 se declaró señor de la Villa don Melchor de Herrera, marqués de Auñón, alto personaje de la corte filipina, quien se la vendió enseguida a don García de Alvarado, y este, tras diversos pleitos, terminó vendiendo su señorío sobre la Villa al propio concejo de Valdenuño Fernández, que pagó por ello 6500 ducados. Esto ocurría en 1592. A partir de esa fecha, fue Villa bajo la única autoridad y dominio del Rey.

Este municipio, tras la reconquista, formó parte, en calidad de aldea, de la tierra y Común de Uceda, perteneciendo, como todo el conjunto, a la mitra arzobispal de Toledo. En 1577 lo enajenó de ella el rey Felipe II, quien lo hubo de vender a don Diego Mejía de Ovando, conde de Uceda. En breve, a fines del siglo XVI, Viñuelas adquirió el título de villa independiente.

Villaseca de Uceda Comenzó siendo una aldea del Alfoz de Uceda propiedad del Arzobispado de Toledo. Encontrando las primeras referencias coincidiendo con la reconquista por parte de los cristianos a finales del siglo XI.

Durante la Guerra Civil Española y dada la relativa cercanía del frente, se levantó un refugio antiaéreo, que aún se conserva, junto a la zona utilizada para el despegue y aterrizaje de aviones, ahora Campo de Aviación.

Entre Usanos y lo que es ahora Fuentelahuigera, dicen las leyendas que hace más o menos 2 siglos existía un pueblo llamado Albatages, el cual, cuentan que se lo comieron las termitas, los habitantes se trasladaron a lo que hoy conocemos como Fuentelahiguera, de ahí que nuestro pueblo se llame Fuentelahiguera de Albatages.

Robledillo de Mohermando, desde la época de la Reconquista, en el siglo XI, perteneció a la jurisdicción de Mohernando, y como él fue propiedad de la Orden Militar de Santiago.

En poder de Francisco de Eraso, continuó, formando parte del condado de Humanes, y de la jurisdicción de Mohernando, hasta el siglo XVIII en que fue nombrada Villa por sí.

Casa de Uceda perteneció como aldea al señorío de Uceda. En 1575 el rey Felipe II la vende a Don Diego Mexía de Ávila y Ovando, quien se convertiría en el Conde de Uceda, y el cual confinó en esta aldea a un hijo bastardo, que padecía además, alguna enfermedad mental o defecto físico que le hacía ser la vergüenza de tan noble familia. En 1593, tras diversos pleitos, los vecinos ejercen su derecho de tanteo en la venta del Señorío de Uceda y compran la exención de jurisdicción del Condado de Uceda y así Casa de Uceda adquiere el título de Villa definitivamente.

Entre su patrimonio monumental hay que resaltar la Ermita del Calvario, ubicada en un extremo del pueblo, del siglo XVII, formado por cuatro altos muros con enormes arcos que no tuvo nunca techumbre. Cerca de él está la ermita de la Soledad, del mismo siglo, barroca, enclaves desde los que se disfrutan de magníficas vistas del valle y de la Sierra Central.

Puebla de Valles es un pequeño municipio de Guadalajara y es uno de los pueblos más representativos de la Ribera del Jarama por su gran belleza. Su estratégica situación hace que sea ideal para excursionistas y BTT, ya que tiene varios parajes por los que perderse, como el cañón del Jarama, las lagunad de Beleña o los pantanos de Sorbe, Vado y Pozos de los Ramos.

Además, el pueblo es un magnífico ejemplo de arquitectura Negra/Dorada, y uno de sus enclaves arquitectónicos más importantes es la iglesia Parroquial de San Miguel.

En la orilla del río Torote, a 25 Km. de la capital. Merece ser visitada la iglesia parroquial que ofrece dos partes muy bien diferenciadas, de estilos diferentes, sorprendentes los dos: de un lado, el oriental, su ábside, que es de estilo románico‑mudéjar, de planta semicircular, y adornados sus muros con múltiples arquillos ciegos y superpuestos.

Al abrigo del valle del rio Jarama y rodeada por una bella flora y fauna encontramos el pequeño municipio de Retiendas, con apenas medio centenar de habitantes. Pese a su reducido tamaño es un pueblo grande en lo que a atractivos turísticos se refiere, gracias a su conjunto urbano y al Monasterio de Bonaval.

Mientras pasea por la arteria principal del casco urbano, también llamada Calle Mayor, el visitante podrá apreciar las casas que muestran la arquitectura típica de la zona.

Fueron los pueblos carpetanos y olcades (iberos) dedicados al pastoreo, los primeros que habitaron estas tierras antes de la era cristiana. Son múltiples los lugares de esta zona donde se han encontrado necrópolis y acrópolis celtibéricas, documentando gran cantidad de elementos de su cultura material y su forma de vida.

Se conservan distintos lienzos de la muralla medieval que mandó levantar Iñigo López de Mendoza, el Marqués de Santillana en 1441. Rodeaba la villa y ascendía la ladera del cerro hasta unirse con el castillo.

Algunos tramos de la muralla se conservan en buen estado desde su construcción, sin embargo otros han tenido que ser restaurados o reconstruidos casi en su totalidad.

La iglesia cuenta con una única nave rectangular construida en aparejo de tapial, forjada en hiladas de ladrillo con pilastras del mismo material; inicialmente su puerta principal se encontraba enmarcada en un atrio situado todo ello en el muro meridional que en la actualidad presenta importantes y definitivas modificaciones de principios del siglo xx.

Ubicado en un pequeño cerro desde el que se contemplan bellas panorámicas de las terrazas de la Vega del Henares, al llegar a Cogolludo salta a primera vista la extraordinaria belleza y elegancia de su Palacio Ducal, renacentista, del siglo XV. Su construcción comenzó entre los años 1488-1489 y finalizó en 1492.

El palacio fue mandado construir por la familia de Medinaceli y es el primero que rompe con la anterior tipología concibiéndose como un edificio puramente renacentista.

Conserva dos puertas abocinadas y tres ábsides cubiertos con bóveda de cañón ligeramente apuntada en un tramo recto y bóveda de cuarto de esfera. Destacan los capiteles que rematan las pilastras interiores y exteriores, así como los canecillos que culminan los ábsides. Al interior se observa su antigua configuración en tres naves; hoy en día está dedicada a cementerio.

La iglesia parroquial, dedicada a San Juan. Se trata de un edificio sencillísi-mo del siglo XVI, aunque sufrió reformas posteriores, en el XVIII, se levanta en lo alto del lugar. Quizás el elemento patrimonial más interesante de este templo fuera el tríptico del siglo XVI que se conservaba en el lado de la Epístola, con una pintura que representaba el Calvario en su tabla central.

La iglesia de la Purificación, recientemente restaurada, es de estilo gótico y está construida en ladrillo y mampostería. La cubierta es de madera, de reminiscencia mudéjar. Valdepeñas de la Sierra también cuenta con la ermita de la Soledad, que fue construida en el siglo XVI en estilo renacentista.